¿Existen semejanzas entre diabetes tipo 1 y COVID-19? A estas alturas del año 2020, todo el mundo tiene claro clarísimo que la pandemia mundial provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha puesto el mundo patas arriba y que todo lo que ha pasado este 2020 saldrá en todos los libros de historia. En nuestro caso, queríamos darle un enfoque diferente a lo que ha pasado este año y despedirlo con una de nuestras listas, recogiendo las similitudes y haciendo un paralelismo entre la diabetes, especialmente en el momento del debut, y la COVID-19, enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Obviamente, ya sabemos que son patologías y realidades diferentes, con lo que hay que entender este ejericio desde un punto de vista amplio, siempre salvando las distancias, y como nuestro homenaje particular a este 2020 tan particular, tan diferente a como ha acabado siendo en relación a lo que esperábamos de él el 1 de enero y en el que de una manera u de otra, nos ha cambiado a todos.

10 Semejanzas entre diabetes tipo 1 y COVID-19
Desconocimiento
En el momento del debut, la gran mayoría de personas no conocen nada de la diabetes, o aún peor, tienen una serie de mitos y prejuicios interiorizados sobre la patología que nada tienen que ver con la realidad una vez entran en ella y empiezan a aprender. De hecho, esto es algo muy habitual en la vida en general cuando hablamos de campos o temáticas en las que antes no hemos tenido ningua interacción. Con la aparición de la COVID-19 nos paso algo parecido pero a nivel mundial.
Remediar el desconocimiento de la enfermedad no era tan «simple» como «hablar con tu equipo médico o ponerte en contacto con tu educador en diabetes», pues la COVID-19 era desconocida para todos y se ha ido aprendiendo sobre la marcha y a medida que las investigaciones y los nuevos datos iban apareciendo. El abordaje de la enfermedad ha ido cambiando a medida que pasaban los días y a medida que íbamos conociendo más sus síntomas,
Desconcierto
¿Por qué a mi???? Esta es una pregunta frecuente ante cualquier diagnóstico. En el caso particular de la diabetes, el desconcierto viene además de la mano de la cronicidad, o sea el para siempre, y en el caso de la COVID-19, de la novedad. El peso de una enfermedad para toda la vida en ocasiones puede ser difícil de llevar y sobrellevar, al mismo tiempo que una enfermedad nueva genera muchas preguntas en las personas que la padecen que, por desgracia, aún no tienen respuesta.
Nuestra vida cambia en un momento
Todos los que tienen edad de recordar su debut en diabetes tipo 1, se acuerdan perfectamente de lo que hacían unos días antes del debut y de como la noticia de una enfermedad crónica daba un significado diferentes a estos días previos. Una palabra, DIABETES, que en el momento en que nos la dice el médico nos cambia la vida para siempre.
Siguiendo con el ejemplo, estoy segura que muchos recordáis lo que estábais haciendo el primer fin de semana de febrero (nosotras estuvimos en Madrid gracias a nuestros amigos de Roche), pasando un estupendo fin de semana, en un entorno idílico y con una compañía aún mejor. Íbamos leyendo las noticias de China pero pocos pensábamos en ese momento, que a penas un mes después, nuestro país decretaría el estado de alarma, que la COVID-19 llegaría con esa crudeza, que el mundo entero se pararía, que estaríamos semanas encerrados en confinamiento domiciliario, que miles de personas perderían la vida, que el sistema sanitario se tensaría al máximo llegando al colapso en algunas partes, que para muchas personas, el teletrabajo se convertiría en nuestra nueva manera de trabajar, que muchas otra perderían su empleo, y otras mil cosas que pasaron de la noche a la mañana y casi sin tiempo para asimilarlo.
Nuevas palabras y conceptos
Cuando se produce un debut en diabetes aparecen una serie de palabras y conceptos que la gran mayoría de debutantes no habína oído nunca: raciones de hidratos de carbono, bolo, efecto alba, luna de miel, ratio de carbohidratos, factor de sensibilidad, etc. Con la aparición de la COVID nos ha pasado algo parecido y es que antes la población general desconocía lo que era una PCR, un test de antígenos, la carga viral, la immunidad de grupo, la rho, etc. Con el paso de los días, hemos ido interiorizando estas palabras, conociendo su significado y hemos empezado a usarlas en nuestras conversaciones habituales.

Fuentes de información
Este es otro apartado común y aplicable a casi siempre que nos pasa algo. Encontrar fuentes de información fiables, con datos contrastados y veraces, sin charlatanes, bulos y falsas afirmaciones, es básico para poder hacerse una idea de lo que nos está pasando. Por suerte, esta necesidad que tenemos los pacientes que sufrimos una enfermedad, o la población en general delante de una pandemia mundial, muchas instituciones, iniciativas y organizaciones se la han tomado muy en serio y a día de hoy disponemos de estas fuentes de información.
De este modo, algunos ejemplos, por citar algunos entre los muchos que podríamos encotrar serían:
Resiliencia
La resiliencia se define como capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas. En este punto hay poco que añadir, un debut, el diagnóstico de una enfermedad crónica o el vivir una pandemia mundial, son situaciones traumáticas sin más.
Las personas tenemos la capacidad de superar estos acontecimientos adversos y sobreponernos, bien sea por nosotros mismos o con la ayuda de los demás, familia, amigos o profesionales sanitarios.
Capacidad de adaptación
El origen de las especies de Darwin ya postulaba que no sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan.
En nuestro caso, la diabetes nos obligó a adaptarnos a nuestro entorno con sus nuevos desafíos, aprendemos a autosuperarnos, a relativizar, a tener autonomía personal, nos hacemos más empáticos, somos perserverantes, exigentes y perfeccionistas a la hora de conseguir nuestras metas, y nunca nunca, dejamos de aprender. Porqué por muchos años que uno lleve en el negocio de la diabetes, siempre habrá algo nuevo, algún avance, algún descubrimiento que requiera que sigamos aprendiendo y adaptándonos.

La pandemia de la COVID-19 nos ha obligado a adaptarnos a multitud de nuevos retos. Desde las semanas de confinamiento en las que las ideas para sobrevivir y no aburrirse dentro de casa se presentaban por decenas cada día, hasta las empresas que se han reiventado para poder seguir trabajando ante las retricciones o los servicios de salud que en algunas áreas se han reorganizado gracias a la telemedicina a una velocidad nunca antes pensada. Aunque quizás el ejemplo más notorio es la irrupción del teletrabajo, en aquellos puestos de trabajo en los que es posible Algo de lo que se venía hablando hacía años pero que nunca se hubiera pensado que se conseguiría establecer en un tiempo tan récord.
Contar con los demás
Que las cosas en compañía son más llevaderas, también es algo que se puede aplicar a casi todas las facetas de la vida. En diabetes existen muchísimos recursos para sentirse acompañado, bien sean asociaciones de pacientes, grupos de Facebook, blogs, perfiles varios de Twitter, etc. En el caso de la COVID-19, y por la novedad y la poca experiencia de la enfermedad, al principio de la pandemia especialmente, se hizo difícil encontrar este acompañamiento pero con el paso de los días, las semanas y los meses, cada vez se han podido encontrar más recursos, especialmente en Twitter dónde algunas personas narraban su experiencia en persona, casi a diario y desde el propio hospital. A su vez, en esta misma red social, muchos profesionales sanitarios de ámbitos varios han aportado luz y respuestas a las preguntas de la población en general.
Una vez más, se ha demostrado que si trabajamos unidos, pacientes y profesionales podemos conseguir era simbiosis tan beneficosa para todos. Quizás no resolveremos todas las dudas ni todos los problemas, pero saber que uno no está solo, saber que siempre puede tener a alguien con quien consultar y alguien al otro lado que le va a escuchar, puede llegar a ser, en determinadas situaciones de estrés máximo, tan tranquilizador y sanador como el propio tratamiento terapéutico.

Esperanza
Al ser la diabetes tipo 1 una enfermedad de largo recorrido, a lo largo de la historia hemos vivido diferentes momentos que han dado esperanza a las personas que la sufren. Desde el descrubrimiento de la insulina, hasta la aparición de las bombas de insulina y los sensores de monitorización continua de glucosa, pasando por el desarrollo de nuevas insulinas o todas las investigaciones que a día de hoy estan en marcha.
La aprobación de las primeras vacunas para la COVID-19 ha supesto una gran dosis de esperanza para poder controlar la pandemia. Queda aún mucho camino por recorrer, muchos millones de personas para immunizar, un gran reto logístico y de distribución para hacer llegar las vacunas al máximo número de personas, pero aún así, aún con las dificultades y a pesar de lo que queda todavía por hacer, tenemos algo más para conseguir el control de la COVID-19 de lo que teníamos hace 2 meses.
Nada volverá a ser como antes
Un debut en diabetes tipo 1 implica que nuestra vida nunca volverá a ser como era antes. La aparición de la COVID-19, seguramente, será sinónimo que el mundo que conocíamos a finales del 2019 no volverá en las mismas condiciones en que lo recordamos. Aún así, y conociendo nuestra faceta optimista y de autosuperación, que no sea igual no implica necesariamente que tenga que ser peor. En la gran mayoría de los casos y a medida que el tiempo va pasando y la situación se va controlando, podremos volver a hacer las cosa que hacíamos antes, pero con adaptaciones o con nuevos añadidos.
Volveremos a viajar: con todos nuestros cacharros de la diabetes o con mascarilla y gel hidroalcóholico. Volveremos a los restaurantes y a los bares: ni que sea tomando bebidas light o poniéndonos insulina o en grupos más pequeños, mesas más separadas y siempre al aire libre. Volveremos a ver a nuestros amigos y familias: con una mochila llena de pastillas gluco-up o simplemente volveremos a abrazarlos y besarlos. Y así, seguramente mil ejemplos más…

2021 deseamos que sea el año de las soluciones y es que, como en muchos otros campos de la vida, ante un problema cualquiera hay personas que se focalizan en el problema y otras que buscan las soluciones a ese problema. Son dos caras de la misma moneda, ante las cuáles y teniendo en cuenta nuestra trayectoria y experiencia, buscamos ser prácticos y no vivir en el problema sino en encontrar la solución.
Por esto, aún después de un año nefasto como el 2020, al 2021 le decimos: VIVA LA VIDA.