LAS COMILONAS DE NAVIDAD

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LAS COMILONAS DE NAVIDAD
Feliz Navidad!!!!

Días de comilonas

Días de comilonas, de grandes cantidades de comida, muchas cosas de las cuales no comemos habitualmente y que suelen durar horas y horas. Todo esto, cantidad, no habitualidad y duración hacen que para las personas con diabetes este tipo de eventos que se celebran en estas fechas sean un reto más, un reto añadido, un reto que hay que gestionar bien para poder disfrutar igual que los demás y no solo por la cantidad de hidratos, sino también por las grasas que tan malas pasadas nos pueden jugar en momentos así.
Hola
Hoy, haciendo uso de nuestro lema de presentación y aprovechando que es Navidad, hacemos un post a 3 bandas explicando cómo vivimos cada una de nosotras las comidas navideñas.
Hola

Nuestra experiencia personal con las comilonas

R. En mi casa la Navidad y la diabetes siempre han ido cogidas de la mano, porque además de mi que he vivido toda la vida con ella, mi padre también tiene diabetes tipo 1. Hacemos menú de fiesta, pero bastante adaptado a alimentos que conocemos bien y que por lo tanto gestionamos bien y además, año a año, no suele haber ni grandes cambios ni grandes modificaciones. Unos entrantes de picoteo rollo canapés que por norma yo no suelo comer porque no me gustan mucho ni los quesos, ni los pâtés ni los embutidos. Prefiero reservarme para el platito del jamón y del salmón ahumado, que además de gustarme mucho más, con una cantidad prudencial no me voy por las nubes como consecuencia de las grasas. Seguimos con la sopa de galets con albóndigas (típica de Catalunya) pero sin huevo porque mi hijo es alérgico al huevo y por lo tanto en nuestro menú también hay que integrar sus múltiples alergias alimentarias. Después nos comemos unas gambas a la plancha y un estofado de carne con setas (esta es la única diferencia, cada año optamos por algo diferente, normalmente una ave por tener menos grasa). Cuando llegan los postres es cuando yo me retiro, como mucho me como algún bombón y ya está, pero no por la diabetes sino porque los turrones no son de mis dulces preferidos. Ahora como adulta y con bomba de insulina y MCG lo vivo con ilusión y con mucha normalidad, pero cuando era niña que todo era muy diferente era bastante más complicado y a veces llegué a sentir esa frustración y ese enfado con la enfermedad por no poder hacer lo mismo que los demás. Por suerte, a día de hoy tenemos raciones e insulina y esta frustración con la educación diabetológica adecuada y con herramientas es mucho más gestionable.

M. A mi nunca me gustó ni cenar tarde ni estar sentada a la mesa muchas horas, algo que en Navidad es inevitable, por eso el día 24 es el mayor reto para mí y por eso prefiero el día 25 que disfruto mucho más. El 24 mi estrategia es empezar con glucemia a poder ser en rango o tirando algo bajita para poner la insulina a media cena. Así, voy picando los entrantes (que normalmente esconden bastantes hidratos) hasta que viene el plato fuerte normalmente de carne. A mi me encantan las patatitas que hace mi madre con la carne y calculo a ojo los hidratos aunque fallo bastante. Las grasas juegan malas pasadas a eso de las 2-3 de la mañana por lo que un paseito o unas copas  después de la cena ayudan.

L. Un señor de 95 años, problemas de deglución, diabetes… En mi casa lo de grandes comilonas deja paso a menús de fácil masticación y no muy abundantes, además no hacemos comida el día 25 ni el día 1. La cena de Nochebuena brilla por la sencillez: langostinos de primero y rape con patatas fritas o cocidas (esto depende de lo inspirada que esté la cocinera, léase mi madre). Además el rape tenemos dos opciones, con salsa y a la plancha que a alguna los pescados con salsa no le gustan mucho. De postre lo mítico: polvorones, turrones varios aunque sobre todo clásicos, pasas, nueces… Durante la comida los hidratos que ingiero se limitan a un trozo pequeño de pan y a las patatas dejando la gran cargada de hidratos para un trozo de turrón y algún polvorón. A eso hay que sumar los brindis de la tarde y de después de cenar pero de eso ya hablaremos otro día.

Comilonas de Navidad
Comilonas de Navidad

Postres navideños, los temidos

Y es que después de haber ido contando los hidratos de la comida nos encontramos con una bomba azucarada que con esa mirada dulce nos dice «cómeme», miremos a donde miremos solo vemos una dulce tentación.

Keep calm, yo controlo!!! Eso nos tenemos que decir.

Y es que entre apps como Foodmeter (versión de pago 3 euros) o infografías como el mantel de Navidad de Diabetes a la carta podemos hacer un cálculo aproximado de lo que queremos comer. Sin olvidarnos la opción báscula más etiqueta del producto (la cual queda descartada si es un restaurante o una comida grande donde los envoltorios es muy probable que hayan desaparecido). Otro recurso son las cajas de surtidos, algunas de las cuales traen la información nutricional de cada producto que contienen y pueden sernos útiles tanto si comemos en casa como si lo hacemos fuera ya que previamente podemos pasarnos por el supermercado y sacarle una foto a esa información.

 

Productos «sin azúcar», «sin azúcar añadido», «con edulcorante»

No dejan de llevar hidratos de carbono, con lo cual no podemos comerlos libremente. Estos productos subirán nuestra glucemia, son más caros y con suerte llevarán más grasas (sobre todo saturadas) que su homónimo normal. Así que mejor deleitar nuestro paladar con un trocito normal que con un mal llamado «sin azúcar».

 

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